Curro Rivera - No dejas de estudiar al toro hasta que lo matas
Actualizado: 26 dic 2020
Capote de brega, seda amarilla con vuelta escarlata; pañosa roja, muleta. Lances de mariposa, delantal, chicuelina. Emoción del toreo traspasando el juego de la lidia.
El arte de lidiar toros tiene sus características propias. El torero expone su vida como el gladiador en el Coliseo del Imperio Romano, aunque este último esta ajeno a la intención estética que constituye la esencia de la voluntad del matador. Esa borrachera de entusiasmo en el toreo se da sin duda alguna en el potosino Curro Rivera. Un artista del ruedo.

EL TORO NO SABE SI ERES HIJO DE FERMIN RIVERA
Francisco Rivera es un hombre joven, de risa abierta y centelleantes ojos oscuros. Atractivo y sin ostentación alguna. Deja traslucir su persona desde un principio.
LM.- ¿Qué transformación experimenta Francisco Rivera cuando va a torear? ¿Qué pasa cuando te conviertes en Curro Rivera, el matador de toros?
CR.-El cambio que siento es muy relativo, porque me considero una persona que tiene la tranquilidad suficiente para enfrentar el miedo a la muerte o a lo desconocido.
LM.- Tuvo Fermín, tu padre, ¿Qué ver en tu vocación por el toreo?
CR.- Yo creo que le heredé su pasión por el toreo. Nací con esta mentalidad, me viene de familia. Mira, te pueden enseñar muchas cosas sobre el toreo, pero si tú no lo traes dentro, si no naciste para esto, es muy difícil que funcione.
El torero nace, y después se va forjando. Mi padre fue gran figura del toreo y conoce perfectamente el ABC de este arte. Tú puedes enseñar a quien tú quieras, pero luego sale el toro y se olvida TODO. Definitivamente, esto implica muchos años de verdadero trabajo, porque el toro no sabe si eres hijo de Fermín Rivera, no sabe de problemas económicos ni familiares, ni de nada. El toro está ahí, es tu problema. -Y con voz de tono autorizado tranquilo, agrega. "Yo sé que en el medio taurino es muy difícil salir adelante, y cuando un muchacho llega a lo que yo he llegado, me da mucho gusto porque ha hecho un gran esfuerzo, y tuvo que dar mucha dedicación y tener mucha suerte para poder lograrlo, y si puedo conocerlo y acercarme, le doy un gran consejo y le echo la mano para que siga adelante".
MUCHA GENTE, MUCHA GENTE
A esta altura del día, Curro ha cumplido ya con una rutina de ejercicios inquebrantables que le ayuda a estar en forma atlética.
De su indumentaria deportiva lo único que delata su profesión es el uso de zapatillas.
LM.- ¿Qué me dices de los diestros que saben dirigir la lidia desde un palco?
CR-· Qué bueno que tocaste este punto, porque cuando el público empieza a gritar: Mucha gente, mucha gente, deben de saber que en el primer toro está el matador en turno y los dos alternantes. El segundo espada está atrás del banderillero; el tercer espada auxilia al banderillero del segundo espada. Todos ellos hacen la lidia, y la gente piensa que deberla estar el matador y un banderillero solamente, pero no es así.
LM.- ¿Te consideras buen juez de ti mismo?
CR.- Si, a mí no me ha gustado engañarme. Yo sé cuándo me merezco un trofeo y cuándo no.
Generalmente los jueces desarrollan su papel bastante bien. Es un puesto muy difícil, y un buen juez debe tener en mente que en el reglamento hay que ser un poco elástico. El público te va dando el termómetro. El público es exigente. Y cuando ven que el toro ya no va a embestir, se enojan.
Porque lógicamente ya no van a ver una buena faena. Y entonces quieren desquitarse con el torero.
Para mí también es una decepción cuando el toro no me embiste, siendo que yo tengo muchas ganas de torear. Y, sobre todo cuando la plaza esté llena y hay ambiente bonito. El riesgo que debes correr en esa situación para poder sacar lucimiento a un toro que no vale nada, es exponerte a que te pegue una voltereta y un susto.
LM.- ¿En qué etapa de la lidia te sientes más a gusto?
CR.- En toda la lidia, porque tú tienes que ir preparado al toro desde que sale. No dejas de estudiar al toro hasta que lo matas, para quitarle todas sus asperezas y sacarle todas sus facultades, que eso es lo que va a dar al final la faena.
LA MACARENA, LA GUADALUPE...
LM.- Sé que te encomiendas a la virgen de la Macarena, a la Virgen de Guadalupe, al Santo Niño de Atocha... Sin embargo, has sufrido ocho cogidas. ¿Por qué?
CR-· Por varias razones. Por ejemplo, adelantar la muleta por error climatológico, porque el aire te descubre. O bien, el toro te engaña y se va sobre ti...
LM-· O sea, que el dogmatismo no te protege. -Y sin querer ahondar sobre esto, Curro responde: "Pero te puedo decir que después de alguna cornada, reaparezco con más ganas. ¿Según la casta de cada quién?".
LM-· Francisco, ¿Tienes una edad en mente para retirarte?
CR-· Yo creo que voy a torear mientras posea las facultades físicas para hacerlo. Porque hay algunos toreros que necesitan más que otros. Por ejemplo, hay unos que banderillean. Y yo siento que su vida es un poco más corta dentro del toreo. Porque tienen que hacerlo todo a base de facultades.
Yo no banderilleo porque no todos los toros se pueden banderillear.
El matador de toros toma las banderillas para lucirse, no para pasar un mal rato. Y esto la gente no lo entiende.
Yo al toro que me apriete o que me corte no me le voy. Cuando veo a los compañeros que salen de rodillas al toro y casi cruzan la mitad del ruedo, a mí me encanta verlo y tiene muchísimo mérito.
Yo lo he hecho, pero no puedo hacerlo todos los días. Cuando estás joven y puedes hacer, pero llegas a una edad en que ahorita brinco, y a ver si me levanto.
(Reímos).
LM-· ¿Podríamos decir que tu forma de torear es más bien clásica?
CR.- Definitivamente. Es toreo clásico por su técnica, profundidad y sentimiento. A la gente le gusta ver a distintos toreros, porque también sería aburrido ver a puros clásicos. Eso es lo bonito que tiene la fiesta, que puedes conjuntar carteles. No todos los toreros tienen las facultades de Manolo Arruza, que torea muy bien con el capote. Él es un torero con movimiento. En cambio, Manolo Martínez es un torero que está bien cargado a la técnica, al arte, a saberse colocar, a no moverse mucho de pase a pase.
LM-· ¿Se vive bien del toreo?
CR.- Sí, cómo no, cuando te arrimas. (Risas). Es como todo: el que sobresale sí gana dinero.
Al ganadero Francisco Rivera, le gusta hablar de su familia, de sus actividades cuando no torea y de sus horas libres. Pero el tiempo pasa. Y sobre una silla hay un bello traje de luces español, oro y gris, que espera su momento en una plaza que saborea ya una faena actual, rítmica, acompasada, templada.
Un apretón de manos con un beso de despedida y un "suerte", cierran esta entrevista con un torero clásico, que arriesga su vida en aras de la mejor tradición taurina mexicana.
28 Febrero/1988
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